Simple en su definición -“hacer algo más fácil”-, pero bastante más compleja en su ejecución, la facilitación se ha convertido en una herramienta clave en el buen funcionamiento de una organización y su relación con el entorno. Un rol que aporta habilidades y una visión sistemática para resolver problemas, y que promete optimizar los procesos con que las empresas enfrentan sus desafíos. Acá, el camino para lograrlo.
Por: CES, UAI
Clarificar
Es el puntapié inicial, la etapa en que se debe analizar el escenario e identificar el problema a resolver. Implica habilidades del pensamiento como ser visionario y estratégico, y habilidades afectivas que permitan soñar, imaginar y encontrar nuevos espacios para la solución del problema. Su objetivo de entrada es identificar y sobre todo clarificar el desafío en cuestión, y el estado que se desea alcanzar. Al fin de este paso, al que siempre podremos volver según aparezcan nuevas preguntas, debe existir un objetivo definido y bien estructurado.
Idear
Como lo adelanta su nombre, es cuando se generan las ideas con que responderemos al problema. Exige habilidades como un espíritu lúdico, inquieto y un pensamiento ideacional que explore nuevas alternativas para resolver un problema determinado. Su gran objetivo es generar todas las ideas posibles que pudiesen funcionar para responder al desafío establecido en la etapa anterior. En esta parte del proceso debe surgir una acción clara para responder o resolver el problema. Por ejemplo, generar un concurso dentro de la empresa, implementar un programa de perfeccionamiento, etc. Acciones claras y bien estructuradas.
Desarrollar
En este punto es cuando las ideas cobran vida. Con todas las ideas obtenidas en el paso anterior, llega el momento de evaluar y seleccionar las ideas que vamos a ejecutar para solucionar el problema. La habilidad fundamental con que debe contar el facilitador es su capacidad evaluativa, para escoger responsablemente el camino que se tomará. Es importante diseñar una acción desarrollada y pulida que genere una mirada proactiva; una metodología clara y las reglas del proceso.
Implementar
La última etapa es aquella en que ‘damos piernas’ a las ideas. Exige desarrollar el plan de acción completo para la idea que se ejecutará, considerando el ambiente, las personas y los recursos de la organización. Serán fundamentales las habilidades del pensamiento contextual y táctico. ¿Cuáles deben ser sus resultados? Un plan de acción claro, que incluya tiempos, recursos y habilidades con una estrategia de seguimiento bien definida. Debe considerar además el feedback y la posibilidad del rediseño de la estrategia, cuantas veces sea necesario.
La Facilitación se ha convertido en una herramienta clave dentro de las organizaciones, que permite apoyarlas en procesos complejos asociados a su identidad, cultura y relación con el entorno dinámico e incierto. En este contexto, el facilitador aporta una visión sistemática para interpretar e intervenir ante un problema y posibilita ese aprendizaje. Porque entendemos la importancia de este rol, en CES-UAI desarrollamos el Programa de Certificación de Facilitadores, que en su versión 2019 se realizará durante agosto, septiembre y octubre (64 hrs. en total), con una metodología de estudio esencialmente participativa y experiencial.
Para más información visita www.cesuai.cl
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