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  • CES UAI

¡Sin Miedo a los Límites y Errores!

Una buena idea la pueden tener muchos, pero llevarla a cabo, pasar del boceto a la realidad, es cosa de pocos. Por eso, en una época en que los emprendimientos proliferan y en un mercado cada vez más competitivo, pon atención a la importancia de ir paso a paso en el camino del Design Thinking, sin límites ni miedo a fallar.

Por: CES, UAI

Identificar una necesidad e imaginar. Dar rienda suelta a la creatividad y pensar en las múltiples opciones para responder a eso que falta. Un puntapié inicial que solo algunos tienen la capacidad de dar, aunque afortunadamente un número creciente de mentes inquietas dispuestas a salir de lo establecido.

Hasta ahí todo bien, pero el desafío real es dar el paso siguiente: lograr que esa idea que surgió repentina o meticulosamente en nuestra cabeza, salga de ahí y se convierta en algo palpable. ¿Cómo lograrlo y no morir en el intento?

La regla número uno es despojarse de todos los límites conceptuales, incluso si la lógica  dice que algo NO se puede hacer. Una mente abierta es la condición fundamental para materializar una idea. Imagina si todos se limitaran al conocimiento que ya existe o a los límites que otros impusieron… Aunque suena cliché, piensa que todo es posible.

Una buena técnica para lograrlo es adoptar la actitud de un principiante. ¿Te acuerdas de tus primeros años de universidad o de la primera vez que emprendiste un proyecto? Independiente de si tus ideas tuvieron éxito o no, un denominador común es que -por inexperiencia o exceso de motivación- muchos pensábamos que todo se podía hacer. Seguro muchas de esas esperanzadoras propuestas quedaron en el camino, pero acá sí aplica eso de que “la intención es lo que vale”.

Vuelve a esa época en que de corazón creías que todo era posible, y no te desanimes con el primer fracaso. Aprende a vencer la frustración de las fallas con una cultura de creación rápida. Puede que en ese momento no lo veas, porque a todos nos duele equivocarnos, pero aprenderás más rápido si fallas antes, y muchas veces.

Tanto así, que la teoría del prototipeo considera como premisa, fallar mucho, cometer pocos errores (¡y ojalá!), no fracasar.

 “Crear es atreverse a fallar”, Tom Kelley, Gerente General de IDEO

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