En este contexto, para tener éxito en los esfuerzos de innovación que se plantee una empresa, es necesario crear una estrategia que detalle tácticas y metas claras, es decir, una estrategia que responda el qué, el por qué y el cuándo innovar. El modo de resolver problemas, con un proceso replicable y el uso de herramientas efectivas para facilitar procesos creativos de convergencia y divergencia, constituyen habilidades clave para repensar en lo que nos rodea. Desde esta perspectiva, se pueden lograr nuevas y mejores oportunidades de negocio con un énfasis fundamental y diferenciador como es el hacer foco en las personas.
El desafío es entonces, entrenarse en entender la forma cómo nos relacionamos con lo que nos rodea a través del uso, como generamos vínculos emocionales con aquello que realmente nos hace la vida más fácil y al final, ser capaces de generar soluciones para la cuales, lo que esperamos las personas, no es precisamente más tecnología, más botones, más funciones, más “cosas”, sino que soluciones simples para relacionarnos entre nosotros y con el entorno cotidiano.